miércoles, 23 de marzo de 2016

Mi pequeño homenaje a Bruselas

Las luces se apagaron
y el ruido nos rodeó,
las lágrimas inundaron
cada rincón del corazón.

Todo estaba vacío,
la gente desapareció,
el amargo dolor bañaba
cada estancia del recibidor.

Un sangriento 22 de marzo
que a todos nos marcó,
la vida ya no será lo mismo
sin aquel que nos dejó.

Los países se tiñen de luto,
todos recuerdan con hermandad
a aquellos que un día brillaron
pero que ayer alcanzó la mortandad.

Nuestro enemigo, las armas
aquellas presentes en cada batalla,
que un día destrozaron las almas
de aquellos que vivían en calma.

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