lunes, 9 de noviembre de 2015

Indescriptible

Sé que nadie me va a ver, que nadie hablará de mí y que pasaré desapercibido ante la cantidad de miradas curiosas que se sitúan delante de mí.
Pero no, no me preocupa, porque me esperan los tres mejores días de mi vida. Atrás quedan tantas horas de ansia y espera, he dedicado toda mi vida a que llegara este momento.
Por fin ha llegado el primer día, ese que tanto anhelaba, son las ocho de la mañana y el suelo arde ante mí. Es la primera de muchas horas que me quedan por vivir, pero estoy ilusionado, incluso más que ella.
Todos aplauden, sé que no van dirigidos a mí, pero por un momento me siento especial.
La gente grita, una lágrima me cae encima, estoy eufórico, creo que hemos ganado y me siento orgulloso porque sé todo lo que ha luchado por conseguirlo y se lo merece.
Llega el segundo día, el suelo vibra de la emoción, pero ya no siento las mismas quemaduras de ayer.
He dormido poco, pero no estoy cansado. Me encuentro en el ecuador de mi corta vida y debo dar todo de mí para que todo salga bien.
Hoy es el día más importante para todos ellos, los pétalos inundan las aceras, el sol ilumina con toda su fuerza y el cielo tiene un color especial e indescriptible.
Miles de lágrimas inundan todos los rostros a mi alrededor, creo que no voy a poder soportar tanta presión, pero debo luchar.
Me duele todo, es el tercer y último día. Debo brillar con luz propia, sé que me necesita y no la voy a decepcionar.
Me estoy acostumbrando al ruido, ya no me molesta, es la última vez que volveré a sentir esta vibración debajo de mí y esos diez segundos se convierten en los diez segundos más cortos de mi vida. El humo invade todos los rincones y se respira fiesta y harmonía.
Las preocupaciones han desaparecido a mi alrededor, míralos, parecen niños, me alegra ver como disfrutan, pero sobretodo me entusiasma ver como disfruta ella.
Es el día más importante, al fin llega la esperada noche. Una noche mágica que cierra el año, pero abre otra nueva etapa.
El ruido que tanto me ha acompañado durante estos últimos días va a ser el encargado de cerrar estos tres días tan intensos.
Al fin veo el exterior, ella se aleja, veo como el fuego invade aquel monumento.
Ella llora, llora de la emoción, no puedo soportarlo y yo también exploto en llantos.
Veo como abraza a los otros tres protagonistas de este cuento que hoy llega a su fin, todos se encuentran emocionados, parece que han disfrutado igual que ella.
Escoge un pequeño recuerdo del que ha sido su reinado, pero, de repente, todo me parece confuso.
Recuerdo como unas manos me cogían con delicadeza y quitaban un poco de ceniza que se había metido en mi interior.
Ahora todo es oscuro y está en silencio, por mi mente pasan un sinfín de recuerdos, todos bajo esa enorme falda de color violeta que no me permitía ver mucho más allá.
Recuerdo la belleza de su pie izquierdo, mientras mi hermano me acompañaba al otro lado, en la parte derecha.
Me giro y lo veo allí, durmiendo, en su suela aún se puede apreciar un poco de aquel color rosa que cubría a la pequeña niña que ella estuvo a punto de escoger y que ahora tan solo es ceniza.
La oigo por última vez, son las palabras más bonitas, su voz suena entrecortada y dulce a la vez: Mamá, son los zapatos más cómodos que cualquier fallera mayor hubiese deseado llevar durante su reinado.

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