domingo, 15 de noviembre de 2015

Y ahora, ¿qué?

Vivimos rodeados de dinero, de fama y poder. Enganchados a las redes sociales, con miles de amigos que ponen me gusta a cualquiera de tus imágenes, pero a los que después ves en la calle y no eres capaz de decirles ni un simple "hola".
Donde la popularidad se cuenta por las parejas que has tenido o las noches que has salido de fiesta, por la cantidad de fotos o seguidores que tienes en las redes sociales.
Y ahora, ¿qué?
Son los dramáticos sucesos como el de ayer, que día a día se repiten alrededor del mundo,  o las terribles imágenes de las familias y los damnificados los que nos hacen ver la realidad de otra manera, desde otra perspectiva más real.
Porque son los sencillos gestos como un "te quiero" o una visita inesperada               -hechos que no apreciamos- los que realmente demuestran quiénes somos.
Ayer fueron ellos, pero puede que mañana seamos nosotros.
Que hoy estamos aquí, pero mañana quién sabe. El ayer fue seguro, pero el mañana es incierto.
Esos sucesos no deben asustarnos, debemos salir a la calle y reír en medio de las lágrimas. El destino está escrito y nadie va a poder cambiarlo.
Así que si lloras que sea para después no parar de reír.
Sal a la calle, salta, baila, canta, grita... Pero que nadie te haga callar, porque la vida está llena de malos momentos, pero detrás de cada uno de ellos, hay miles de momentos mejores.
Aprecia lo que realmente vale la pena, porque tal vez mañana sea demasiado tarde.

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